miércoles, 9 de mayo de 2012

Alfabetización e Instrucción 
La alfabetización es uno de los indicadores más significativos para poder medir la educación y establecer los niveles educativos de una sociedad en un momento determinado de su historia; es el aprendizaje de unas técnicas que permiten a una persona leer un texto, manuscrito o impreso; aquellos que no puedo hacerlo son, por tanto, analfabetos.

Para medir la alfabetización se cuantifica la producción escrita, el número de lectores, y después,  se calcula el número de escuelas, la venta de libros y la práctica de lectura y escritura. Todo ello con el matiz de que, a veces, lectura y escritura, son dos variables independientes, lo que significa que había gente que capaz de leer y escribir, muchos solo sabían leer y otros que solo eran capaces de estampar su firma en un documento, lo que da la idea de distintos niveles de alfabetización.
La relación entre producción y venta de libros significa tener en cuenta las formas de acceder al libro, en propiedad o en préstamo mediante bibliotecas.
Las investigaciones sobre la escritura están centradas fundamentalmente en los archivos notariales donde se estudia la incidencia de la firma en los testamentos, inventarios de bienes, actas matrimoniales y demás protocolos jurídicos, sin olvidar que estos actos no formaban parte de una conducta habitual ni generalizada en todos los grupos sociales.
El grado de instrucción se mide por tres factores: El número de centros escolares, el número de profesores y el porcentaje de población que asiste a la escuela.
La Europa moderna no era un espacio homogéneo en lo que se refiera a la alfabetización debido a las notables diferencias en el nivel económico, status socio-profesional y acceso a la educación; Tampoco fue un proceso lineal, sino que tuvo avances y retrocesos dependiendo de las circunstancias políticas, económicas y sociales de cada momento.
En el siglo XVI la mayor alfabetización coincidía con las áreas más dinámicas a nivel económico y social: Italia septentrional tiene una tradición importante de enseñanza laica, así en Florencia más del 40% de los niños entre 5 y 14 años iban a la escuela; en los Países Bajos y nordeste de Francia también se avanzó mucho, en París hacia 1535 habían 25.000 escolares de un total de 100.000 habitantes; en Inglaterra y España la evolución es más rápida en la primera mitad de siglo, mientras en otros puntos, como Alemania será más tardía.
Hacia 1600 los analfabetos representaban entre el 55 y el 65% de la población adulta de la Europa protestante y el 70-85% de la católica.
En el siglo XVIII hubo grandes adelantos. En Prusia, Federico Guillermo I, declaró obligatoria la enseñanza primaria hasta los 12 años. En Francia podrían firmar el 70% de los hombres y el 40% de las mujeres.
En la Europa meridional y oriental, la menos desarrollada, la alfabetización se sitúa en unos niveles claramente inferiores y con fuertes contrastes.
Diferencias derivadas del género

El género aparece como uno de los factores diferenciadores más claros de la alfabetización ya que el analfabetismo era siempre mayor entre las mujeres, independientemente del grupo social a que perteneciera. El concepto de educación discriminaba claramente a las mujeres, y cuando se incorporen al sistema educativo, lo harán de forma discriminatoria ya que se les proporcionará no una enseñanza de tipo intelectual sino una instrucción para el aprendizaje de un oficio.
En el siglo XVII, Francia se va a colocar en la vanguardia en lo que a educación femenina se refiere cuando algunas mujeres ricas den su respaldo a establecimientos privados dedicados a la docencia femenina.
Aún así en la Francia rural de 1740 tan solo una de cada ocho mujeres estará alfabetizada, mientras el porcentaje para los hombres se situaba ya de uno a tres. París en vísperas de la Revolución contaba con 334escuales elementales dependientes de la Catedral de las cuales la mitad era para niñas, pero recibiendo una instrucción basada en los principios de la religión, coser, hilar y tejer, tareas domésticas y, con un poco de suerte algo de lectura y escritura. Mientras tanto, en Madrid a mediados del siglo XVII el 31% de los hombres que hicieron testamentos no sabía firmar, cuando las mujeres la cifra se dispara al 74%.
El status socio-profesional y la riqueza

La riqueza diversifica el fenómeno educativo. La mayoría de los eclesiásticos están alfabetizados debido a su preparación tanto en los seminarios como en los conventos; de la nobleza, una gran parte también lo estaba, habiéndose superado el analfabetismo propio del grupo en la época medieval. En el estamento llano hay una gran diversidad; están alfabetizados los profesionales de la justicia o de la administración, los grandes mercaderes y artesanos ricos; en España entre 1580 y 1650 sabían firmar todos los clérigos, juristas, burócratas, grandes mercaderes y nobles. la mayoría de los analfabetos se encuentran en las capas más bajas de la población. Para ellos fueron creadas escuelas de caridad, gratuitas, en muchos puntos de Europa.

La instrucción de la nobleza normalmente se hacía en la propia casa hasta los 16 años, momento de asistir a la universidad para completar los conocimientos adquiridos de forma privada. Esto solía hacerlo las casas nobiliarias más importantes de Europa aunque en el siglo XVIII esta costumbre desapareció y muchos jóvenes de la nobleza y de las élites fueron a ocupar los pensionados, la mayoría de ellos controlados por las órdenes religiosas o en manos privadas. Además de las materias puramente intelectuales se les enseñaba otras materias que ahora se juzga como signos de distinción, danza, equitación y esgrima, ya que la educación caballeresca implicaba una dedicación por igual a las armas que a las letras. Su educación política se obtenía con la práctica, enviándose al joven a alguna embajada, o viaje a algún país europeo para aprender de ellos en todos los sentidos y adquirir así una experiencia práctica y formativa que sería muy útil cuando se desempeñara un cargo político.


El medio urbano y el medio rural
Las ciudades siempre han estado más alfabetizadas que el campo. Por el mayor número de escuelas existentes y por la gran cantidad de libros en circulación.
Generalmente las poblaciones pequeñas disponían de una escuela parroquial, casi siempre con pocos alumnos, dada la irregularidad en su asistencia, sostenida por la iglesia y dirigida por el párroco, que acostumbraba a contratar como  maestros a miembros de la baja clerecía. Aquí se enseñaba lectura, nociones de de escritura, un poco de cálculo y catecismo.
En las ciudades habría que diferenciar según los barrios; existían escuelas municipales que impartían una enseñanza media, de buena calidad, consistente en lectura, escritura, matemáticas y cálculo.
Diferencias religiosas

Desde un principio los reformadores pensaron en una educación para la infancia en general, para que pudieran acceder a la Biblia, por eso los países asociados a la Reforma obtuvieron mejores niveles en la instrucción. También es verdad que el protestantismo arraigó entre las clases medias, que ya estaban más alfabetizadas, además de que muchas mounidades protestantes residían en las ciudades.
Lutero
Martín Lutero
Lutero traza un verdadero programa educativo en su obra "Libellus de instituendis pueris" pero fue Melanchton quien elaboró un plan general para las escuelas de Sajonia en 1528. En 1619, en Weimar se dictó un reglamento escolar instituyendo también la enseñanza obligatoria a los niños y niñas desde los 6  a los 12 años. Este periodo escolar duraría todo el año y no solo en la temporada invernal, estableciendo 4 semanas de vacaciones y algunas fiestas patronales, amenazando a los padres que no escolarizasen a sus hijos con determinadas sanciones.
También la contrarreforma verían en la escuela el medio de propagar la verdadera religión y cristianizar al tiempo que desterraban la herejía. A través de las órdenes religiosas se volcaron sobre todo en la enseñanza secundaria, proporcionando una instrucción fuertemente religiosa y orientada a las élites. La alfabetización católica era absolutamente coherente con los principios de la sociedad estamental, por lo que siempre logró menores índices que en la Europa reformada.


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